Es complicado. Y duele. Y no debería. Y cuando no duele se apaga. Y duele más. Y tampoco debería. Y si me miras nos deseo y creo ver en tus ojos el mismo fuego que en los míos. Pero cuando no lo haces te imagino y tu chispa ha desaparecido. Y solo quiero que me abraces, y que no sepas cuánto quiero que lo hagas. Y siento que te da igual y entonces solo espero quererme lo suficientemente para no volver corriendo. Y no quedarme otra vez sin respuesta al decirte cuánto, jodidamente cuánto te echo de menos. Y también la echo de menos a ella (a la de entonces) porque por lo visto mi cabeza y mi corazón se niegan a funcionar por separado y cuando recuerdo un dónde y cuándo, mis latidos recuerdan con detalle cuánto, jodidamente cuánto llegué a quererla, cuánto, jodidamente cuánto de feliz llegué a ser a su lado. Y la Rue de Levis, y el Carrousel, y el Louvre. Y Montmartre, y la torre Eiffel, y Londres y su cuarto. Y la piscina, y Amarok, y las pizzas con nachos, y los musicales, y sus ri...