A Media Asta
¡Bum! Silencio. Nada. Negro. Gritos. Carreras. Sirenas. Negro. Llantos. Llamadas. Pánico. Negro. Lazos... negros. La calma tras la tormenta nunca pareció menos tranquila. La misma información en bucle por la televisión, por la radio, por los bares y los patios. Banderas a media asta. La gente las mira afligida... pues es como debe ser. Pero en ellos no hay luto. En ellos hay indiferencia y celebración condensada en una sonrisa disimulada en la comisura de sus labios. Oculta tras las lágrimas que tan visiblemente dejan caer para aderezar sus condolencias. Poco importa el nombre por el que ondee esa bandera. Lo importante es que no es el tuyo. Agnes Hightopp