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Mostrando entradas de 2016

Hightopp

I've been digging holes in me To catch the rabbit of my hope       Out of luck, out of time                   Desperately out of love. 'Why a hat if lost my head?' Thought out loud, no'ne left to miss As I found myself freefalling In this bottomless abyss. Agnes Hightopp

Bandada

Lloraba. Sus lágrimas se fundían con la incesante lluvia. Los pájaros volaban a lo lejos, en un cielo tan oscuro como ella sentía su alma. Volaban hacia latitudes más cálidas, huyendo del invierno que con su gélido abrazo había comenzado a envolverlo todo. Volaban guiados por una fuerza inexplicable pero poderosa, juntos, de algún modo intuyendo que se dirigían a donde debían estar. Que cuando llegaran a su destino, lo sabrían. Y ella lloraba por no poder volar. Por no poder huir guiada por semejante emoción hasta donde sentía que debía estar. Lloraba por estar rodeada de extrañas criaturas sin corazón con los pies demasiado en la tierra. Intentó rasgar la guitarra, pero su suave melodía sonó esta vez desgarradora, haciendo eco de los gritos que intentaban escapar de su interior. Y sólo pudo gritar en el más absoluto silencio. Y sólo pudo imaginar que volaba. Y sólo pudo imaginar que en realidad no imaginaba. Agnes Hightopp

Human Wildness

I feel comfortable in places where I don't have to act like a human. Like when you're in the middle of the forest, alone. And you don't have to talk at all, because words are useless. And you don't need a name. And you don't have to support a political ideology. And you don't need a specific music taste. And you're not required to have social suitable feelings or thoughts... You're just there. Breathing. Exhaling. Beating. Another living thing. Ethereal. As pure as the trees, the mountains, the water and the wild creatures. Just perceiving the warm emptiness and solitude of the universe and, at the same time, the absurdity of human life. Agnes Hightopp

Silencio Estridéntico

Grita Chilla Llora Llantos y gemidos que resuenan como ecos cacofónicos En sillas ocupadas por sillas. Respuestas y palabras huecas que llenan como gas mostaza, Cegando y matando, Las calles vacías de ladrillos andantes y estúpidos danzando en patrones decrépitos, Saciados con fantasmas de pasado y futuro Que se drogan y beben para aullar chirridos estridénticos Que caen en agujeros negros. Y el ruido ensordecedor estremece el desconocimiento consciente De los que pintan colores en las nubes, cuyas lágrimas caen en bosques desolados Donde ellos Gritan Chillan Lloran Agnes Hightopp

Fugaces

Esta noche, sintiendo la hostilidad del mundo, la presión de éste, antojándoseme insuficiente el espacio bajo su cúpula...me refugié en la inmensidad del universo, en su benigna indiferencia. Y quise creer y creí en el embrujo de formularle deseos a las estrellas fugaces, de madrugada, observando el cielo nocturno, cuando el mundo duerme y calla; cuando la tenue luz de las farolas arropa las calles desnudas y vacías. Las cuales sin su resplandor, yacerían invisibles e inexistentes en la oscuridad de la noche. Las campanas dieron las 12, y antes de presenciar el cruel desvanecimiento de tal embriagador encantamiento, volví mi mirada al mundo. Esta vez, sin embargo, consciente de que sobre el techo que me retenía, el infinito manto de estrellas y vacío siempre me arroparía holgadamente, susurrándome al oído la hipnotizante nana de su imperturbable silencio. Agnes Hightopp

El abrazo del Otoño

Las gotas de lluvia repiqueteaban contra la ventana de la habitación con sonidos sutiles, secos e hipnóticos, sustituyendo al péndulo de un reloj inexistente...como si en la primera puesta de sol del noveno mes del año, reclamaran al Tiempo la esperada y merecida llegada de su dominio en los cielos; increpando a un sol cálido y brillante para que abandonara su trono estival de vivos colores a fin de preparar el aire ante la llegada de los grises y los ocres. Y con el abrazo de un viento fugazmente crispado el sol se dejó caer, levantando como si fuera un contrapeso el velo de la oscuridad que lo envolvió todo. Ésta arrastró de nuevo a las nubes a su espera, dejando atrás un cielo claro y despejado, como tantos otros que lo habían precedido. Pero el luminoso azul yacía sutilmente atenuado, al ser consciente ahora del férreo tic tac del universo, que acercaba la inevitable e inminente llegada del Otoño... Agnes Hightopp

Inefable

Inefable Y en la oscuridad de la noche bajo la cálida luz de las farolas la quietud tan hábilmente proclamaba todo cuanto el corazón callaba. Y ambas miradas deliberadamente distraídas No hacían más que ser de nuevo dirigidas a la causa del resonante secreto compartido aunque inefable y sutilmente acompasado con sus latidos acelerados como imparable melodía. Agnes Hightopp

Abismo

Abismo Y en la oscuridad de la noche, cuando el mundo es invisible, a través de mi recuerdo miro intensamente los ojos de aquellos que conozco. Y emana de algunos una luz que se me antoja incomprensible. Y me pregunto qué ven aquellos que miran mi mirada. Ansío saber si contra todo pronóstico algún atisbo de luz alcanza a escapar a través de mis ojos, reflejo del agujero negro que es mi alma. Necesito saber si alguien es capaz de percibir a través de ella el vacío profundo y sobrecogedor que yace en mí, como quien se deja arrastrar a la deriva en el mar hasta sentir el frío e insondable abismo bajo su cuerpo. Un alma antaño de puro y luminoso cromatismo, tornada en piedra por la crueldad del destino. Sólo livianamente aliviada por la benigna indiferencia del universo. Violentamente fragmentada por la última gota. Miles de afiladas astillas de reluciente azabache atrapadas tras el punto de no retorno en una espiral descendente. Sintiendo el vértigo de la caída a cada instante aún con

Carta a un profesor de literatura sobre la poesía

(Carta enviada a mi profesor de Literatura de 1º de Bachillerato) A la atención de H***, profesor de Literatura, como comentario respecto a uno de los materiales facilitados para el estudio de la poesía del primer curso de bachillerato, del cual cito: “[...] con todo, las obras que revelan una mayor perfección artística son [...]” ¿Mayor perfección artística? Es que a caso se puede medir el amor o la pasión, o el grado de sentimiento… ¿Y no es eso, en el fondo, lo que es esto? ¿Arte? A caso puede haber alguien tan enfrascado en manuales y tan bombardeado de información inútil creada por aquellos que, ante la imposibilidad de sentir, intentan entender y explicar; que sea tan osado de creer que el arte…¡Que la poesía! Es creada para ser estudiada o medida… Qué dirían todos los autores de aquellos que se atreven a calificar sus obras como “más perfectas artísticamente”, basándose en la cantidad de recursos utilizados o la complejidad de una ampulosa sintaxis, en lugar de

Las armas de los hombres valientes

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De pronto, entre el ruido de la pólvora y las trayectorias cruzadas y trazadas sin destino de balas perdidas y hombres aún más perdidos, se hizo un silencio atronador. El tiempo se detuvo y el aire se volvió denso y pesado. Una ráfaga de viento heló sus corazones, que olvidaron por un momento cómo latir. Sus caminos con tendencias aparentemente caóticas les habían conducido a ambos hasta ese momento y ese lugar, sólo para descubrir que el destino les había atado a extremos opuestos del mismo hilo. No había otra salida, la única forma de continuar era hacia delante. Alma frente a alma, miradas encontradas a través de los objetivos de sus armas enfrentadas. Ambos con el dedo en el gatillo. Sintiéndose por un momento en un duelo más propio de tiempo ha, cuando todavía había hombres valientes, cuando el honor era todo por lo que luchar...manteniéndose firmes sólo gracias al peso de la desesperada esperanza de ser más rápido que el oponente. Y tras unos segundos eternos, cae el s

Fantasmas de las navidades futuras

El DLE define el miedo como la angustia provocada por un riesgo o daño, real o imaginario. Desde nuestros primeros años de vida, los seres humanos somos perfectamente capaces de reconocer e identificar esta emoción o sentimiento, casi antes que cualquier otro. Y también desde que somos pequeños nos enfrentamos a la pregunta de "¿Tú a qué tienes miedo?". Habitualmente esa angustia es provocada por peligros o amenazas imaginarias...las arañas, los payasos, los globos, los fuegos artificiales... Particularmente sólo un miedo me ha acompañado desde que recuerdo, el temor a la oscuridad en lugares cerrados...ya que abre la puerta a mi imaginación para llenar lo desconocido de toda clase de monstruos. Durante 18 años esa ha sido mi misma respuesta a la misma pregunta...durante todo este tiempo he creído que no había nada que temiera más que eso. Y no ha sido hasta hace muy poco que he caído en la cuenta de un temor mucho mayor, creciente y palpitante, como un reloj de péndulo qu

Superheroes

La noche se cernía sobre la ciudad a la par que el implacable viento arrastraba velozmente las oscuras nubes que el alba había traído consigo. La lluvia todavía amenazaba con alterar la quietud de la creciente oscuridad. Él lo observaba todo, agachado, desde la parte más alta del edificio más alto. Le estaba costando decidirse, el tiempo no acompañaba, la capa amenazaba con salir volando sola, el frío calaba hasta los huesos a través del traje y si comenzaba a llover, pronto no quedaría un alma en las calles. Apesadumbrado, con la mirada triste y la cabeza baja, descendió por las escaleras de emergencia, con pasos pesados y lentos...y emprendió el camino a casa, asumiendo que esa noche no había vencido a ningún villano....pues le tocaba medirse contra un adversario mucho peor....sus propios demonios Agnes Hightopp

El atardecer de la libertad

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"El atardecer de la libertad" Se encontraban en el borde de la civilización, en el último rincón iluminado por la muralla de luz que protegía a todos aquellos cuántos vivían dentro de sus límites. Frente a sus ojos las últimas luces del atardecer se aferraban a las cumbres nevadas de las montañas....entonces sus corazones dudaron, y dos voces antagónicas intentaron tomar el control de sus decisiones. La primera, sensata, que les instaba a volver a la seguridad de la luz de la ciudad; y la segunda, intrépida, que sembraba la duda de si tras las montañas, más allá, encontrarían lo que llevaban toda la vida buscando....y con la brújula todavía girando sin parar en su cabeza los últimos filos anaranjados se dejaron deslizar por el horizonte....la libertad tendría que esperar otro día más. Agnes Hightopp

La Manada

Desde el origen de los tiempos han existido cientos de fuerzas inefables en el universo....unas alejaban objetos, otras generaban atracción entre ellos, otras transformaban las formas, los colores y las esencias de las cosas, y otras guiaban las acciones de los hombres... Sin embargo, de todas ellas, sólo una había llamado la atención del joven...aquella que, de igual forma que dirigía imparablemente su mirada hacia aquella luz perfectamente redonda en el cielo nocturno, llevaba a los lobos, allá lejos, en el bosque, a entonar ciclo tras ciclo su melancólico aullido a la luna llena. Agnes Hightopp

La Maldición del Caballero Azul (Parte III)

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La Maldición del Caballero Azul (Parte III)  Los mayores siempre habían contado historias de sus campañas en el mar...barcos fantasmales que salían de las entrañas del agua en las oscuras noches de tormenta...bancos de niebla gélida que hacía desaparecer navíos enteros, tripulación incluida...criaturas fantásticas y monstruosas habitando los abismos más profundos... Pero había una historia que a ella le despertaba especial emoción. Hablaba sobre un objeto mágico, una brújula, una muy especial, que señalaba la dirección que más fuertemente deseara el corazón de su digno poseedor. Se decía que había pasado por las manos de los más temidos piratas, que había llevado barcos a las profundidades por culpa de la impureza en los corazones de sus capitanes; se decía que la misma Calipso lo había hechizado y que su origen se remontaba hasta la creación del mismísimo océano... Sin embargo una única pregunta rondaba la mente de la joven desde que escuchó la leyenda por primera vez...y es que