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Ahora vivo en un sitio de techos altos, cemento bruto y luz natural. Al lado del campo, los pájaros cantan, los coches rugen al pasar. Hay un par de goteras cuando llueve fuera y un gato pardo que viene a buscar refugio en mi puerta, bueno...si la hubiera y con él pesa menos esta soledad. Tengo arte moderno vistiendo mis paredes, la firma del Muelle en la esquina de un mural. Cartones ajados me cubren del viento, algún día será mía la tele de dentro. Me digo a mí mismo, me miro, me miento. Y hambriento me absorbe el frío invernal. Agnes Hightopp

Snow and Stars

Yesterday there was snow. On the ground and over our heads. And higher up stars. Never thought they could coexist at the same time. The snow and the stars. Not so distant in the end. Both familiar with the cold, both white, both bright.  And the wind howled to a hidden moon, caressing every standing thing in the woods. As I hugged the old pine, and realized that I grew older still. And the wind picked up, and I howled back, and a salty drop froze over my cheek, such a shame it never got to reach my smile. Never thought they could coexist at the same time. The happiness and the dispair. Not so distant in the end. Both familiar with this heavy heart of mine. But for a second I could only see one. Above the snow, above the stars, the hopeful joy, so bright, so bright. Agnes Hightopp

No

Cara a cara tus palabras ingenuas, aparentemente inocuas, tu mirada no sospecha lo que la mía tan desesperadamente intenta chillar. Perdona, no me puedo quedar más, ¿No ves que me estoy llorando? Pero lo hago, las palabras no me rescatan y me quedo, y me aguanto, y la sal se convierte en ácido que me hace doler las heridas que nunca cerraron, y el dolor emponzoñado me envenena las entrañas y embota el aire que entra en mis pulmones. Quiero correr hasta sudar esta pena y chillar hasta ahuyentarla. Quiero derramarla fuera, huir hasta que me pierda la pista. Yo bien, ¿Tú? ¿Qué? Lo siento, no te estaba escuchando ¿No ves que me estoy llorando? Agnes Hightopp

Demasiado

Y si es demasiado tarde. Y si ya no hay ninguna posibilidad de llevar una vida plenamente feliz. Ni funcional. Y si estoy demasiado rota para la única vida que merece la pena. Y si es demasiado tarde. Y si estoy demasiado rota. Y si jamás me vuelvo a ir en paz a la cama. Y jamás me vuelvo a levantar descansada. Y si ninguna de las voces que hay en mi cabeza son ya yo. Y si me obligan a hacer cosas que no quiero. Y si ya no quiero nada. Y si es demasiado tarde. Y si estoy demasiado rota. Y si esta presión en el pecho no desaparece nunca y mis bocanadas jamás se vuelven a sentir llenas. Y si la empatía no vuelve. Y si el desahogo y el conocimiento y el reconocimiento ya no son suficiente. Y si es demasiado tarde. Y si estoy demasiado rota. Y si ningún abrazo llega suficientemente dentro. Y si se ha congelado. Y si se ha esparcido y cristalizado entre mis huesos y tendones y emociones y al final acaba ganando porque pincha demasiado. Y si es demasiado tarde. Demasiado. Demasiado. Agnes Hi

"Earth" - Sleeping at Last

We wouldn't be so surprised by the destructive power of an earthquake if we knew for how long the ground stood still under unbearable conditions. Agnes Hightopp 

Forever Home

So I guess that's why, when we're desperate to feel safe, we bent into ourselves, we crawl back into our skin. We hold our knees and hide our faces under our flesh and bone wings from the hostility of life. From the house we don't recognize ourselves into. Cause that's the only home that won't burn down as long as we're able to breathe. The only place one can always go back to. The last traces of our parents hidden within our features. The only forever home. Agnes Hightopp

Quarter life crisis

Siento que debo moverme más en moto y solo tomar café bueno. Debo aprender a bailar vals y salsa. Alemán, ruso, portugués, chino y lenguaje de signos. Besar mucho más y tener mucho más sexo y no recordar dónde estoy al levantarme. Siento que debo leer a Virginia Woolf y Capote y, por algún motivo, mucho a Borges. Que debo conocer Buenos Aires y Broadway y Oslo y Amsterdam y mudarme a Berlín solo porque puedo y he decidido hacerlo.  Creo que debo creerme lo que le dije a Paula de que lo único que realmente necesitas para viajar es un billete de ida.  No es por repentina ausencia de miedo como piensa Jaime. Creo que lo que me mueve es que al fin confío solo y profundamente en mí. Agnes Hightopp

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Mi falta de duelo los últimos días antes de marcharme de la casa en la que había crecido no se debía, en el fondo, a mi incapacidad de procesar los acontecimientos; lo que, sin embargo, no dejaba de ser cierto respecto a otros muchos asuntos recientes; si no a la profunda certeza de haber exprimido todo lo que ésta podía darme. La seguridad de haber rozado cada esquina, haberme embebido de cada cuadro, acariciado cada desgastado lomo de libro. Haber perdido el paso del tiempo admirando cada trofeo y fotografía que vestían las paredes de gotelé del salón-comedor. Haber disfrutado de tantos y tantos años de atardeceres, y lunas, y tormentas desde la terraza. Por supuesto que la echaría de menos, pero llevaba tiempo pidiéndome amablemente que la dejara ir, con el afecto de un anciano abuelo en su lecho de muerte. Y si algo quedaba en mí de tristeza, pues no me negaré un alma tendente al exceso en la nostalgia, ésta competía en mi corazón con el deseo de salir y empezar de cero. De crear u

Una puerta en el paisaje

Quiero abrir una puerta en el paisaje.  Convertirme en él y no solo contemplarlo.  Ser la difusa línea violeta entre el naranja y el rosa de un horizonte atardeciendo.  Al mismo tiempo el gran azul y sus olas acariciando un acantilado,  Y las rocas del acantilado dejándose acariciar.  Quiero abrir una puerta en el paisaje  Y sentir el viento erizar mi corteza añeja, haciendo bailar mis ramas con las melodías que crean las hojas con sus roces amables.  Ser el frío del hielo azul, etéreo, eterno,  Y la arena azabache sobre la que descansa.  El lobo, su aullido y la luna.  La golondrina, el gato negro y el tejado de pizarra. Ser la lluvia eléctrica cayendo sobre mi mejilla sonriente.  Yo, dejándome llover.  (Quiero abrir una puerta en mi persona. Convertirme en ella y no solo contemplarla.) Agnes Hightopp

P.F.G

If I could have a garden watered with the tears spilled because of how much I miss you, I then would have a hundred forests sunbathed with the light of how much I love you. Agnes Hightopp

Quiero hacer un fuerte

Quiero jugar. Pero no me acuerdo de cómo se hacía.  De pequeña llenaba la esquina del suelo entre el sofá y la puerta de la terraza de cojines, me cubría con la cortina y me quedaba horas en mi fuerte secreto. La casa olía a la comida de mi abuela y a trasluz veía la silueta de mi abuelo adormilado con un western como canción de cuna. Ahora piso lo que parece el mismo suelo, pero nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. Estos días el silencio pesa mucho. No, no es el mismo río. No es el mismo suelo. No sé si aquella versión comprimida y ligera de alguien muy parecido a mí sería capaz de reconocerse en esta isis si la viera. Miro por la misma ventana, fuera llueve, dentro más. Me pregunto dónde estoy. Dónde estás. Me paseo en calcetines calentitos y mullidos porque los zapatos parecen demasiado rígidos y hostiles para los días en los que los pasos deben darse lentos y con cuidado. Debo tener cuidado por si se me cae el alma al suelo o me desbordo y lo dejo todo ahí, manchado, sin

#1D334A

Los días grises son para enamorados y para románticos. Los primeros besan, los segundos lloran. Echo de menos desgastar las calles de la ciudad con las manos entrelazadas, pero desconozco aún de quién es la mano que busco, sin querer, a tientas cuando el frío llega hasta mi pecho. Los primeros besan, los segundos lloran. Y mis labios ya solo conocen la humedad de mis lágrimas, saladas, que los cortan y que me hacen añorar el mar.  El mar, otro amor esquivo. Me pregunto si por esa mano que anhelo estaría dispuesta a renunciar a la libertad de correr a contemplarlo. Me respondo que nada es negro o blanco. Me reprocho ser tan ilusa. Saboreo otra gota salada mientras escucho las gotas de fuera. Agnes Hightopp

City Tree

There was a young city tree that was not familiar with the smell of wood Yet through the concrete it grew and so proud and tall it stood The figures his branches in the polluted air drew Were as straight as the white lines in this road he was brought to Yet with his dignity he couldn't hide, nor to me, nor to you His deep desire to reach higher to a cleaner, brighter blue Agnes Hightopp

Trenes

Siento que los trenes son relicarios de tiempos más amables. Como si al subirse a uno pareciera que todo el mundo mira la hora en su reloj de bolsillo y se quita galantemente el sombrero para saludarse y dejarse paso en los estrechos pasillos llenos de maletas que, amablemente, se ayudan mutuamente a colocar. Solo el tren te susurra sitios que la sobria carretera oculta. Un pequeño reducto de civilización a doscientos kilómetros por hora deslizándose suavemente por los campos amarillos de Castilla con las primeras luces del alba. Serpenteando por desfiladeros imposibles a través de las nubes y las nieblas del Picos de Europa. Mostrándote los fantasmas y los esqueletos de las viejas fábricas abandonadas del noroeste más industrial, sumergiéndote en la magia de los bosques gallegos. Los trenes, en especial los trenes antiguos, huelen diferente a cualquier otra cosa o cualquier otro lugar (solo el montacargas de casa de Nuria me recuerda a este olor algunas veces). Huelen a máquina, a moq

Puzzle

You told me that it was so weird how We could love each other so much When we didn't make sense at all But I've been thinking that, somehow We do make sense because  We're broken in such different ways that Our cracks unexpectedly puzzle Agnes Hightopp

Representación Cultural

La hoja de papel yacía triste y apática sobre el frío escritorio. No había oído hablar de árboles ni bosques. No sabía lo que eran las cartas de amor, ni los indultos y no era ni remotamente capaz de imaginar una biblioteca. Desconocía que podía volar si adquiría la forma correcta, o que podía transformarse en una elegante rosa blanca, o un poderoso dragón. Jamás había visto nada de esto. ¿Cómo iba a saber entonces que podía llegar a ser algo más que una hoja de papel que yace triste y apática sobre un frío escritorio? Agness Hightopp