Keiki Nalu - Capítulo I


Keiki Nalu

Capítulo I




—¿Puede haber algo más bonito que las luces de un amanecer reflejadas en el mar? Desde luego no en este momento...despertarse con un pensamiento así debe ser una buena señal— pensó Kai.

Se vistió rápidamente, metió los libros en la mochila, se preparó un café (muy necesario) e hizo un intento por arreglar a medias su desaliñado pelo. Y con el long debajo del brazo salió de casa.

Segunda semana de clase en el nuevo instituto y todavía no había hablado con nadie mas que para pedir los deberes y decir su nombre. Por lo menos el trayecto merecía la pena, el instituto quedaba a apenas diez minutos (en longboard) de su casa, si  bajaba por la carretera paralela a la playa; desierta a esas horas de la mañana. Además, era el momento perfecto para saber si por la tarde el mar daría buen oleaje.





—¡Ring!— sonó el timbre para entrar en clase.

Les tocaba tutoría, y el profesor pidió que los alumnos nuevos se presentaran ante el resto de sus compañeros. Tras tres presentaciones idénticas de "Me gusta el fútbol, salir con mis amigos y dormir", le tocó presentarse a Kai.

—Buenas, me llamo Kai, tengo dieciséis años...emm...lo que más me gusta en el mundo es el surf y el long y...mi gran sueño es surfear una ola gigante en alguno de los rompientes míticos como Teahupo'o, el North Shore...—por las caras de sus compañeros supo que ninguno tenía ni idea de lo que estaba hablando—, emm, creo que eso es todo.

Kai se sentó en su pupitre, decepcionado en parte, acostumbrado también, a que nadie entendiera lo que él sentía con simplemente mencionar el mar.

El  resto de la mañana fue igual que siempre allí, igual que siempre en todas partes de hecho: chicos de último curso fumando en los baños, chicas que visten cosas que no les quedan bien, que se juntan con otras chicas iguales y se echan piropos entre ellas; un par de chicos leyendo en alguna esquina, intentando evitar a los matones de siempre y alguien que anda sólo por los pasillos deseando que acabe la maldita mañana; y ahora este último era él.
Cuando, tras una detalladísima explicación de cómo clasificar los distintos tipos de piedras (algo realmente apasionante), tocaron el timbre de última hora, Kai se encontraba tan exhausto que le parecía que ya debía haberse pasado el curso entero. Tras recomponerse un poco del embotamiento causado por la última clase, Kai empezó a incrementar el ritmo de la marcha para llegar pronto a casa.

Al llegar dijo en voz alta como era habitual, "Ya estoy aquí", pero no hubo respuesta. Entonces se percató de la nota sujeta con un imán a la nevera: "Kai, he tenido que ir a comprar algunas cosas, no llegaré tarde, espérame para comer. Besos, mamá."
En cuanto terminó de leerla, subió disparado a su habitación, tiró la mochila al suelo, se puso el neopreno y con la  tabla de surf ya encerada, bajó corriendo a la playa.
Se sentó diez minutos en la arena, con la tabla a su lado y los ojos cerrados. Sentía la espuma de las olas deslizarse por la arena, oía como a unos metros rompían las olas, sólamente acompañadas por la eterna melodía de las gaviotas...sólo entonces se metió en el agua.
Remó hasta pasar la zona donde rompían las olas y se sentó en la tabla, a esperar el indicio en el horizonte lejano de una ola perfecta. Respiró hondo y espiró vaciando por completo sus pulmones, sintiéndose parte de todo aquello que le rodeaba, absolutamente en paz, totalmente feliz, completamente libre.




Agnes Hightopp













Comentarios

  1. El título tiene que ver con algo que se celebra en Hawaii?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiene algo que ver con Hawaii, pero no es una celebración...

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Emm, no sé que tiene que ver Laura Gallego con Kai, así que la respuesta es no...

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El abrazo del Otoño

La Maldición del Caballero Azul

Carta a un profesor de literatura sobre la poesía