Inefable

Inefable

Y en la oscuridad de la noche
bajo la cálida luz de las farolas
la quietud tan hábilmente proclamaba
todo cuanto el corazón callaba.
Y ambas miradas
deliberadamente distraídas
No hacían más
que ser de nuevo dirigidas
a la causa del resonante secreto
compartido aunque inefable
y sutilmente acompasado
con sus latidos acelerados
como imparable melodía.

Agnes Hightopp

Comentarios

Entradas populares de este blog

El abrazo del Otoño

La Maldición del Caballero Azul

Carta a un profesor de literatura sobre la poesía