No

Cara a cara tus palabras ingenuas, aparentemente inocuas, tu mirada no sospecha lo que la mía tan desesperadamente intenta chillar. Perdona, no me puedo quedar más, ¿No ves que me estoy llorando?
Pero lo hago, las palabras no me rescatan y me quedo, y me aguanto, y la sal se convierte en ácido que me hace doler las heridas que nunca cerraron, y el dolor emponzoñado me envenena las entrañas y embota el aire que entra en mis pulmones.
Quiero correr hasta sudar esta pena y chillar hasta ahuyentarla. Quiero derramarla fuera, huir hasta que me pierda la pista.
Yo bien, ¿Tú? ¿Qué? Lo siento, no te estaba escuchando ¿No ves que me estoy llorando?

Agnes Hightopp

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