Estrellas

En aquel lugar no había mucho que hacer, y los niños pasaban la mayoría de las horas de los seis meses de invierno observando las estrellas. Ninguno sabía de donde venían, pero los mayores les habían contado que desde el inicio de los tiempos, todos los sueños rotos y las esperanzas perdidas de los hombres, escapaban de sus cuerpos y yacían en la oscura inmensidad del cielo, en forma de cenizas. Y que esas cenizas se juntaban y creaban pequeñas esferas. Y que cuando el sol salía por fin por el horizonte, dando luz y calor, las esferas estallaban en llamas, desvaneciéndose así todos los sueños rotos y todas las esperanzas perdidas, para dar paso a brillantes puntos de luz que, en ausencia del sol, guiaban a los hombres hacia nuevos sueños y nuevas esperanzas.
No sabían si aquellas historias eran ciertas, pero era bonito pensarlo, y mirar hacia arriba, a los puntos de luz, y dejarse guiar de vez en cuando por los sueños.


Agnes Hightopp

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