La Nación

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— Y ahora, unas palabras del Líder de La Nación —. La masa aplaude y vitorea. Un  hombre con un elegante traje e impecablemente peinado y arreglado sube al estrado.
— Buenas tardes mis queridos conciudadanos, me complace anunciarles que este partido en el que han depositado su confianza los últimos cuatro años, se presentará para la reelección en la llamada a las urnas dentro de dos semanas —, pausa, los aplausos se avivan.— Nuestro programa permanecerá firme, a pesar de los constantes ataques recibidos por parte de la caduca y obsoleta oposición, todavía obsesionada con la paz y el orden. El pueblo ya no necesita orden, las gentes ya no disfrutan de la paz; ya ninguno de los antiguos pasatiempos emociona a la población.
Nosotros sabemos que esos sucedáneos edulcorados de violencia ya no llenan el vacío en sus vidas; por ello nos comprometemos una vez más a traer la más emocionante y excitante violencia a nuestras calles. Velemos por el mantenimiento de las escuelas y campeonatos de neogladiadores que tanto éxito tuvieron en la anterior legislatura. Apoyemos la emisión de las mejores ejecuciones del corredor de la muerte en nuestra televisión pública y gratuita. Protejamos nuestro derecho a la libertad, a una libertad real, sin represión de los instintos básicos humanos; y venzamos juntos, una vez más, a los grupos de pacifistas represores que intentan quebrantar la estabilidad de nuestro régimen —.
De nuevo se oyen vítores, gritos, silbidos y aplausos. Algunos grupos comparten puñetazos y golpes hasta quedar cubiertos de sangre, saciados.
La violencia prevalece.
Larga vida al Líder.




Agnes Hightopp

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