Abismo

Abismo

Y en la oscuridad de la noche, cuando el mundo es invisible, a través de mi recuerdo miro intensamente los ojos de aquellos que conozco. Y emana de algunos una luz que se me antoja incomprensible. Y me pregunto qué ven aquellos que miran mi mirada. Ansío saber si contra todo pronóstico algún atisbo de luz alcanza a escapar a través de mis ojos, reflejo del agujero negro que es mi alma.
Necesito saber si alguien es capaz de percibir a través de ella el vacío profundo y sobrecogedor que yace en mí, como quien se deja arrastrar a la deriva en el mar hasta sentir el frío e insondable abismo bajo su cuerpo.
Un alma antaño de puro y luminoso cromatismo, tornada en piedra por la crueldad del destino. Sólo livianamente aliviada por la benigna indiferencia del universo. Violentamente fragmentada por la última gota. Miles de afiladas astillas de reluciente azabache atrapadas tras el punto de no retorno en una espiral descendente. Sintiendo el vértigo de la caída a cada instante aún con pleno conocimiento de la tendencia de ésta a hallar su límite en el infinito. Y en algún lugar profundo e inexorable, la singularidad, incomprensible e inefable, estable en su constante inestabilidad, deseando con cada gramo de su existencia el colapso.

¿Habrá quien pueda percibir en su total complejidad el abismo sólo observando la calma en la superficie del mar?


Agnes Hightopp

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